El acoso se presenta de muchas formas, incluido el contacto físico, las palabras, las acciones u otros tipos de comportamiento agresivo. A menudo está dirigido directa o indirectamente a una persona específica con la intención de causarle humillación o daño. Con el acceso irrestricto a Internet y a las redes sociales, el acoso también se ha convertido en nuevas formas de acoso en línea: alrededor del 46% de los adolescentes ha experimentado al menos un tipo de acoso cibernético.
Además, los estudiantes de secundaria, las niñas y los estudiantes de las zonas rurales tienen más probabilidades de sufrir acoso escolar. El acoso puede hacer que su hijo o ser querido se sienta ansioso, solo, deprimido o incluso tenga pensamientos suicidas. Estamos aquí para ayudarlo a comprender el vínculo entre el acoso y el suicidio y cómo los servicios de salud mental y conductual pueden apoyar a su hijo.
En este seminario se tratarán lo siguientes temas:
La finalidad de este seminario es la planificación para la prevención del Acoso Escolar, Ciberacoso y del Suicidio. Es fundamental la necesidad de gestionar bien los procesos, y documentarlos siempre. Para ello sería necesario la creación y la implantación de un plan preventivo lo antes posible para minimizar los riesgos a los que el alumnado, profesorado y el centro educativo se pueden ver expuestos.
La adolescencia es un momento de cambios, de búsqueda de identidad y de planteamientos existenciales en los que se rompe con la infancia y hace falta hacerse un hueco en una nueva etapa vital.
Los centros educativos, en educación primaria, secundaria y bachillerato deben abordar la promoción de la convivencia pacífica y la detección e intervención rápida, congruente, educativa y efectiva en situaciones de conflicto y, por supuesto, en aquellas susceptibles de ser tasadas de acoso escolar y ciberacoso, que pueden en algunos casos derivar en un intento de suicidio o en un suicidio consumado.
Es imprescindible planificar acciones específicas para prevenir el acoso escolar y el ciberacoso. No basta con ideas generales ni buenas intenciones, hay una necesidad de configurar un equipo para la prevención de los mismos. Por lo tanto, tanto los tutores como el comité, que designará el centro, han de planificar y desarrollar acciones para la prevención del acoso escolar, el ciberacoso y el suicidio.
Es fundamental fomentar el protagonismo del alumnado en la prevención y en la información y sensibilización de la comunidad educativa. Los alumnos deben ayudar y formar parte de esta prevención.Trabajar para la prevención del suicidio es una tarea compleja y dura en la que, entre otros muchos aspectos, los mitos, miedos y el desconocimiento de aspectos esenciales juegan un papel clave para la detección, prevención e intervención de la conducta disruptiva, autodestructiva, autolesiva y suicida.
Es importante entender cómo afectan las redes sociales al acoso escolar, la conducta suicida y autolesiva, pero también la importancia que tienen para poder hablar con los jóvenes desde sus propios medios, para acompañarlos y educarles usando sus canales.
Debemos ser sinceros con el alumnado, contarles las cosas de verdad, la adolescencia tal como es, con sus partes positivas y negativas, los problemas que pasamos, etc. Empatizar con ellos y que vean, que se puede salir adelante y que no están solos.
Se necesita la solidaridad de todos los compañeros para alertar cuando hay un problema, cuando algo va mal, y poder actuar. Y además del centro escolar, los padres necesitan hablar con sus hijos desde la realidad, para que sepan que en la vida hay felicidad y sufrimiento, pero que de todo se sale y todo puede superarse, con apoyo. Tenemos que acompañar a nuestros pequeños y adolescentes para entenderlos, saber qué les pasa y hacer que se sientan acompañados.
La prevención del suicidio es una tarea de todos, que debemos emprender desde la escucha, la atención y la comprensión para evitar que los más pequeños sufran y que lleguen a cometer acciones sin retorno.
La educación infantojuvenil, por tanto, es el escenario natural en el que este tipo de competencias pueden y deben llevarse a cabo, adecuadamente apoyadas en los principios esenciales de colaboración entre equipos educativos y familias, y orientadas a la configuración de perfiles de desarrollo personal en los que primen valores como la ayuda mutua, la solidaridad, el apoyo, la compasión, la generosidad, la capacidad de escucha y dialogo, la asertividad, la resolución pacífica de los conflictos, la capacidad de trabajo en equipo y cooperación, la empatía y la resiliencia.
Las acciones contra el acoso escolar deben comenzar en etapas anteriores a aquellas que son marcadas como escenarios en los que emerge el fenómeno. Empezar a trabajar en la educación infantil es imprescindible. Profesorado y padres en esta etapa educativa deben comprender bien este reto, y facilitar el desarrollo de acciones de promoción de hábitos saludables de convivencia, habilidades sociales y competencia emocional.
En este seminario se divide en las siguientes 3 partes:
I. Propuesta para estudiantes
II. Propuesta para padres y tutores legales
III. Propuesta para profesorado y empleados de centros educativos
En este taller aprenderemos un poco más sobre los desarrollos que ocurren en el cerebro durante la adolescencia. Puede resultar útil conocer estos cambios porque proporcionan cierto contexto sobre el comportamiento normal de los adolescentes y por qué los adolescentes se comportan como lo hacen.
Hace apenas 15 años, se suponía comúnmente que la mayor parte del desarrollo del cerebro ocurre durante la infancia y la primera infancia, y que el cerebro de un adolescente era esencialmente "maduro". Sin embargo, los avances recientes en tecnología, que nos ayudan a explorar la estructura y función del cerebro, han llevado a un alejamiento de este pensamiento.
La educación es clave para prevenir la violencia contra las mujeres y la violencia de género contra los hombres. El taller explorará, entre otros temas, cómo abordar los estereotipos de género en las escuelas y cómo involucrar a las familias y los niños en la lucha contra la violencia de género. Se discutirán las mejores prácticas sobre la prevención de la violencia de género en las escuelas, la capacitación de docentes en educación sensible al género y los mecanismos de presentación de informes.
La violencia contra las mujeres, y en algunos casos conta los hombres, también conocida como violencia de género, es un problema de salud pública. Es cualquier acto nocivo, físico, sexual y/o emocional, perpetrado contra la voluntad de una persona, y que tiene un impacto negativo en la salud física o psicológica de la persona. Los hombres y los niños pueden ser víctimas de violencia de género, especialmente de violencia sexual, pero a nivel mundial la mayoría de las víctimas son mujeres, aunque no hay que subestimar a estos grupos en ningún caso.
La violencia de género causa una mortalidad y morbilidad sustanciales debido a los impactos en la salud mental, física, sexual y reproductiva, y conduce a un aumento de comportamientos de riesgo, como el consumo de alcohol y drogas, el tabaquismo y las relaciones sexuales sin protección.
Las lesiones y discapacidades físicas resultantes suelen incluir laceraciones, abrasiones, lesiones oculares, fracturas, hematomas y quemaduras. Los impactos en la salud mental incluyen depresión, ansiedad, baja autoestima, fobias, trastornos de pánico y trastorno de estrés postraumático.
Los impactos se extienden más allá de la víctima y llegan a la familia, con impactos particularmente negativos en los niños. Los estudios muestran que la violencia doméstica afecta negativamente las habilidades parentales, el nivel educativo y el comportamiento de los niños.
Se ha descubierto que los niños que presencian violencia en el hogar corren un mayor riesgo de sufrir problemas emocionales y de conducta, y tienen más probabilidades de perpetrar o ser víctimas de violencia en la edad adulta. Los factores de riesgo para experimentar y perpetrar violencia contra ellos incluyen un nivel educativo bajo, experiencias pasadas de maltrato infantil, exposición pasada a violencia entre padres, uso nocivo de alcohol, aceptación social de la violencia y desigualdad de género y pobreza.
Sin embargo, la violencia de género y la violencia interpersonal se pueden prevenir dando apoyo a los sobrevivientes, tango psicológicamente como en el sector de seguridad/protección, en el sector legal/justicia y el sector de salud.vEl papel del sector de la salud es identificar de manera segura y tratar eficazmente a los sobrevivientes de la violencia, documentar los casos de manera confidencial y proporcionar las derivaciones necesarias a los servicios y el apoyo necesarios. La coordinación entre sectores es esencial para reducir los impactos dañinos y prevenir más lesiones, traumas y daños.